Este libro excepcional reúne la novela corta que le otorga su título y otros seis relatos más, de los que todos menos uno pertenecen a la etapa de plena madurez del escritor. Fueron los años en los que Macondo le abrió las puertas del realismo mágico: la frase se hace más larga y caudalosa, la realidad se expresa mediante fórmulas mágicas y legendarias, los milagros se insertan en la vida cotidiana. La cándida Eréndira y su abuela desalmada personifican la inocencia y la maldad, el amor y su perversión, y el relato recuerda al mismo tiempo las gestas medievales y los cantos provenzales o trovadorescos, aunque, como siempre, inmersos en ese mundo denso y frutal del Caribe americano. Estas siete narraciones no son ejercicios de estilo, sino siete exploraciones en el mundo definitivo que el escritor había conquistado de una vez por todas.